Stadt: Madrid, Spanien

Frist: 2016-09-10

Beginn: 2016-12-15

Ende: 2016-12-16

URL: https://www.casadevelazquez.org/

Colors of Blood, Semantics of Race / Colores de sangre, semánticas de raza
Categorías y Representaciones Socio­Raciales: Una perspectiva global (de la Edad Media tardía al siglo XXI)

Casa de Velázquez, Madrid, 15­16 diciembre de 2016.

Desde finales de la Edad Media, la expansión europea aumentó de manera considerable los contactos entre pueblos culturalmente diferentes. Comenzando en Europa meridional, este proceso alcanzó rápidamente regiones más distantes del globo que crecientemente caían bajo la esfera de influencia europea. Este fenómeno transformó las sociedades existentes afectadas por esa expansión, y hasta condujo a la formación de sociedades nuevas o ‘fractales’. Estas no eran sólo sociedades multiétnicas en las cuales cohabitaban “viejos” con “nuevos” cristianos (como era el caso de la Península Ibérica), o colonizadores con colonizados (más allá de los confines del Viejo Continente), o elites de origen europeo con amplios sectores subalternizados, sino con frecuencia también sociedades altamente mestizadas.

La consolidación de la conquista de gran parte de América, el inicio de la trata atlántica de esclavos, la introducción del ‘sistema de plantaciones’, la expansión europea hacia Asia y, mucho más tarde, las aboliciones de la esclavitud y la conquista de Oceanía, vinieron a completar una ecuación etno­social compleja. En efecto, estas situaciones aumentaron sobremanera la circulación masiva de europeos, así como la de Africanos subsaharianos y de Asiáticos (principalmente como esclavos o siervos contratados). La diversificación étnica de esas nuevas sociedades fue particularmente intensa en el Atlántico insular, en los establecimientos comerciales de la costa occidental de África, en el sudoeste del Océano Índico, en el espacio caribeño, y en la América continental. También encontramos este fenómeno, aunque menos difundido, en ciertos territorios coloniales en la India, Oceanía, el sur de África, y el sudeste asiático.

Durante la Primera Modernidad, las relaciones socio­raciales estaban influidas por una percepción de alteridad caracterizada por la intolerancia religiosa frente a los no cristianos, así como por una perspectiva racial asociada al perfil étnico o al lugar de origen, o “nación”, de los individuos. Estos criterios se adaptaron rápidamente a las nuevas realidades buscando garantizar el orden socio­estamental, según el modelo de antiguo régimen; una tarea compleja, tomando en cuenta los altos niveles de diversidad étnica, de hijos ilegítimos, y de mestizaje tanto biológico como cultural. Dichas relaciones estaban además marcadas por la noción medieval de sangre, según la cual la “calidad” de los individuos estaba fuertemente asociada con el “honor”. En la Península Ibérica, la noción de sangre se diversifica para poner en evidencia las “virtudes” de los cristianos viejos y la “bajeza” de los nuevos conversos. En los mundos coloniales esta noción se racializa mucho más, para subrayar las “virtudes” de la blancura, así como la “bajeza” de los orígenes no europeos (particularmente con respecto a los africanos negros) y de los individuos de “color quebrado”. El honor de la mayoría de estos últimos se vio además afectado por el origen envilecimiento de sus linajes, por haber surgido en su mayoría de hijos ilegítimos, lo cual era severamente condenado. Ello, sin embargo, no impidió que sus élites sacasen provecho de la ascendencia europea para tratar de borrar sus “estigmas”, como en los casos de los mestizos, los mulatos, los cuarterones, y los anglo­indios. ​

El auge del racismo científico a partir del siglo XVIII, consolidó la creencia en el carácter biológico de las “razas”, lo que contribuyó a reforzar la idea de una superioridad natural de los “blancos”.

La combinación de estos elementos, adaptados a los perfiles de las poblaciones locales y puestos en relación con las formas de producción, generaron una verdadera miríada de categorías socio­raciales diferentes, las cuales, en su inmensa mayoría, eran inéditas. Reglamentadas severamente por las legislaciones, e interiorizadas desde un punto de vista identitario por los actores sociales, estas categorías dieron una especificidad, a la vez única y común, a las sociedades que hicieron uso de ellas. Dichas categorías describían principalmente la “calidad” racializada de cada individuo o sector, a menudo añadiendo complementos lingüísticos con el fin de definir más claramente el estatus de cada quien. Las nuevas categorías tuvieron una inspiración muy diversa: el color o la tonalidad de la piel, el tipo o grado de mestizaje biológico, el nivel de transculturación, la apariencia estereotipada de otros pueblos, los rasgos de ciertos animales, e incluso vocablos tomados de lenguas no latinas. En la medida en que las transformaciones sociales se consolidaban, otros complementos y nuevas variaciones semánticas comienzan a aparecer, siguiendo un proceso a la vez de jerarquización y de criollización. Estos agregados pretendían subrayar las diferencias de estatus y/o de clase entre individuos que pertenecían a un mismo sector socio­racial, e incluso intentaban dar sentido semántico a los vástagos de las mezclas más “extrañas”. También encontramos esfuerzos para definir a individuos que vivían en regiones de frontera, así como para categorizar la mano de obra de acuerdo a las nuevas formas de servidumbre, a la introducción del ‘complejo de plantaciones’, a la modernización de los sistemas esclavista y de siervos por contrato, y al desarrollo del comercio de esclavos.

Desde el siglo XVIII, y sobre todo en el curso del XIX y gran parte del XX, las revoluciones democráticas, las aboliciones de la esclavitud y el proceso de descolonización, así como los movimientos humanos masivos, el impacto del racismo científico y de la cultura popular estadounidense, la valorización del color de la piel como catalizador socio­racial, y los fenómenos de racialización de la pobreza y de la criminalidad, entre otras cosas, tuvieron un impacto enorme sobre los sistemas de representación y, por consiguiente, sobre la semántica de las categorías socio­raciales. En nuestros días, a pesar del colapso de los ‘apartheids’, de la consagración de la democracia como modelo político dominante en el mundo, y de la afortunada pérdida de valor científico del paradigma racial, ciertas categorías (sobre todo peyorativas) continúan siendo evocadas en los otrora territorios coloniales y metropolitanos, e incluso más allá en otros lugares del planeta. Su asombrosa longevidad pareciera poner en evidencia la continuidad en el tiempo de las representaciones socio­raciales que empezaron a tomar forma hace más de quinientos años, cuando las percepciones de “otredad” europeas comenzaron a extenderse por el mundo.

Tomando como punto de partida los mundos mediterráneo y atlántico a fines de la Edad Media, y siguiendo con las regiones colonizadas (formal e informalmente) durante la Edad Moderna, y aquellos territorios en que las categorías socio­raciales que nos interesan continuaron en uso durante el período contemporáneo, el presente coloquio busca arrojar luz sobre la construcción y evolución de las mismas, estudiándolas desde una perspectiva a la vez transnacional y de ‘larga duración’. Nos interesan particularmente las percepciones desarrolladas en el seno de los distintos ‘espacios de experiencia’, con el fin de explicar, por un lado, la aparición y evolución de las semánticas que dieron forma a dichas categorías; y por el otro, las distintas dinámicas socioculturales, socioeconómicas y sociocognitivas que a lo largo del tiempo contribuyeron a alterar, perpetuar e incluso borrar las representaciones que esas categorías reflejaban. Interesa igualmente estudiar los vínculos de estas variables con las nociones de auto­identificación (​self­identification​), así como las apropiaciones, transmisiones y redefiniciones semánticas en áreas culturales diferentes o en sociedades estructuradas de manera distinta. También prestaremos atención a los enfoques ‘desde abajo’, en particular a las percepciones de las poblaciones autóctonas marginalizadas y otras similares, así como a las de sectores subalternos, incluyendo los esclavos, en términos de apropiación identitaria, de resistencia lingüística, y de construcción de sus propias categorías/representaciones.

Estas pistas de reflexión no son exhaustivas, también consideraremos propuestas que aborden otros contextos geo­históricos, o que ofrezcan aspectos teóricos que puedan enriquecer la reflexión trans­disciplinaria.

Las propuestas deberán incluir el nombre del autor, su filiación académica, correo electrónico, un corto CV, el título de la ponencia, y un resumen de no más de una página (aproximadamente 350 palabras). Las mismas deberán ser enviadas en formato ​.doc ​o .pdf a la siguiente dirección electrónica: couleursdesang@gmail.com La fecha límite para la entrega de propuestas es el ​ 10 de septiembre de 2016​. Las ponencias seleccionadas serán anunciadas a mediados de ese mismo mes. No habrá cuota de inscripción, y el comité organizador cubrirá los gastos de alojamiento y desplazamiento de los participantes invitados. Los ponentes gozarán de 30 minutos para hacer sus exposiciones. Las lenguas del coloquio son inglés, español, francés, y portugués. Una selección de ponencias evaluadas por pares será posteriormente publicada en un volumen colectivo.

Comité científico y de organización
António de Almeida Mendes (Universidad de Nantes, CRHIA)
Alejandro E. Gómez (Universidad Sorbonne Nouvelle­Paris 3, CRICCAL).

El presente coloquio se enmarca dentro de los programas de actividades del proyecto STARACO (STAtuts, RAce et COuleurs dans l’Atlantique), Université de Nantes, Région Pays­de­la Loire et PRALT (PRAtiques de l’ALTérité), de la Casa de Velázquez y del CRIAL/CRICCAL.

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Colors of Blood, Semantics of Race / Colores de sangre, semanticas de raza
Racial Categories and Social Representations: A Global Perspective (From the late Middle Ages to the 21st Century)

Casa de Velázquez, Madrid, December 15­16 2016.

Toward the end of the Middle Ages, the outset of the European expansion considerably increased the contacts between culturally different peoples. Beginning in southern Europe, this process rapidly reached more distant regions of the globe which were increasingly falling under the Western sphere of influence. This phenomenon transformed the communities affected by that expansion, and even led to the formation of new ‘fractal’ societies. These were not only multi­ethnic communities in which “Old Christians” lived together with “New Christians” (as in the Iberian Peninsula), or European colonizers associating with indigenous colonized peoples (beyond the boundaries of the Old Continent), or elites of European descent with subaltern masses, but frequently also extremely miscegenated societies.

During the early modernity, the socio­racial relations were very much influenced by the medieval notion of “blood”, according to which the “quality” of individuals was strongly associated with their “honor”. Those relations were, in addition, influenced by a perception of “otherness” marked by religious intolerance, as well as by a racial perspective associated with the ethnic profile and the place of origin, or “nation”, of the individuals. These criteria rapidly adapted to the new realities, aiming to establish a hierarchic order following the ancient regimen’s model of society; a complex task considering the elevated levels of ethnic diversity, of illegitimate children, and of cultural and biological miscegenation.

The combination of all these elements, adapted to the particular socio­ethnic background of the local populations concerned and placed in relation to the local forms of production, generated a whole myriad of socio­racial categories, most of which were unprecedented. Severely regulated by the legislation of the time, and internalized from an identitary point of view by social actors, these categories gave specificity, both unique and common, to the societies that made use of them. Those categories mainly defined the racialized status of individuals, often adding linguistic complements in order to provide more specific definitions. Their sources of inspiration were very diverse: the color or the tonalities of the skin, the type or degree of biological miscegenation, the level of transculturation, the stereotyped appearance of other peoples, the features of certain animals, and words borrowed from non­Latin languages.

As the social transformations consolidated, other complements and semantic variations begin to appear. Following a simultaneous process of classification and creolisation, those linguistic aggregates mainly aimed to further underline the differences of status among individuals belonging to the same sectors and, at times, to give meaning to the “oddest” mixtures. There were also efforts to define the individuals who lived in the borderlands, as well as to categorize the workforce according to the “new” forms of servitude, the introduction of the ‘plantation complex’, the modernization of the slave and indentured systems, and the development of the transnational slave trade.

Since the 18th Century, and especially over the course of the 19th and much of the 20th, the democratic revolutions, the abolitions of slavery, the process of decolonization, the impact of scientific racism, the consolidation of skin color as a racial catalyser, the massive migrations, the expansion of U.S. popular culture, and the racialization of poverty and of criminality, among other phenomena, had an enormous impact on the systems of representation and, consequently, on the semantics of socio­racial categorization. Nowadays, in spite of the collapse of apartheids, of the seeming consecration of democracy as the dominant model of government worldwide, and of the fortunate downfall of the scientific paradigm of race, certain categories (mainly pejorative) have continued to be evoked in the former colonial and metropolitan territories, and even beyond, in other parts of the world. This amazing longevity seems to put in evidence the continuity over time of the socio­racial representations that began to take form more than five­hundred years ago, when Europe began expanding its perceptions of “otherness” throughout the world.

Taking as a starting point the Mediterranean and the Atlantic World in the late Middle Ages, and continuing with the colonial regions of the wider world during the modern age, and those territories in which socio­racial categories continue to be used in the contemporary period, the present colloquium aims to shed new light on the construction of these categories by studying them from a ‘longue durée’ perspective. Accordingly, we propose to focus on the perceptions developed by social actors within the different ‘spaces of experience’ in order to explain, on the one hand, the semantics that gave form to the categories that constitute our object of study and, on the other hand, the different sociocultural, socioeconomic and socio­cognitive dynamics that over time have contributed to the emergence, perpetuation and even to the disappearance of the representations that those same categories reflected. We will also be interested in studying the links of these variables with the different racialized notions of ‘self­identification’, as well as the appropriations, transmissions and semantic redefinitions between societies structured differently and/or culturally different. Attention will also be paid to ‘from below’ analytical approaches, in particular if they cover the perceptions of autochthonous and other marginalized populations, as well as those of the subaltern sectors, including slaves, in terms of identitary appropriation, of linguistic resistance and of their own categories/representations.

These lines of reflection are not exhaustive, as we will also consider proposals regarding other geo­historical contexts, or offering theoretical formulations that could enrich discussions from a trans­disciplinary perspective.

Those interested in attending should send their proposals in .doc or .pdf format to the following email address: ​couleursdesang@gmail.com Proposals should include name, contact details, institutional affiliation, a short CV, title, and an abstract not exceeding one page in length (about 350 words). ​ The deadline for consideration is September 10th, 2016​. Successful proposals will be announced in mid­September. There will be no inscription fees and the organizing committee will cover travel costs and accommodation for invited participants. Presentations of papers should not exceed ​ 30 minutes​ . The languages of the workshop are English, French, Spanish, and Portuguese. A selection of papers presented at the workshop will be published in a peer­reviewed edited volume.

Scientific and Organizing Committee
António de Almeida Mendes (Université de Nantes, CRHIA)
Alejandro E. Gómez (Université Sorbonne Nouvelle­Paris 3, CRICCAL)

This workshop is part of the activities organised by STARACO (STAtuts, RAce et COuleurs dans l’Atlantique), Université de Nantes, Région Pays­de­la Loire et PRALT (PRAtiques de l’ALTérité), the Casa de Velázquez ​ and the CRIAL/CRICCAL (Université Sorbonne Nouvelle­Paris 3)​ .

Beitrag von: GOMEZ Alejandro

Redaktion: Christof Schöch